AUSTRA. Olympia
  Tan sólo dos años después de enamorarnos con "Feel it break", Katie Stelmanis y su inconfundible timbre operístico vuelve a ponerse al frente de Austra para firmar una nueva joya pop que compensa la inevitable falta de sorpresa con una colección de canciones más luminosa que la de su debut, que ya desde el arranque (vaya inicio se marcan con el ascendente "What we done?") deja claro que no se han dormido en los laureles y lo suyo no fue un hype. Siguen manteniendo un halo de melancolía pero ahora su música suena más viva y enérgica, y hasta invita a las pistas de baile. La sucesión de temazos vuelve a ser inmejorable y, como en su debut, acaba remitiéndonos a la totalidad del tracklist. Pero puestos a elegir, nos quedamos con "Home" y "Hurt me now", por su apabullante sobrecarga emocional.

AUTRE NE VEUT. Anxiety
  Este segundo disco del proyecto de Arthur Ashin se ha convertido en la referencia clave de la temporada del R&B contemporáneo. Quizás no estemos ante un intérprete del nivel vocal de Frank Ocean o Miguel, pero las (tampoco graves) carencias las suple con una impecable producción repleta de matices electrónicos, distorsiones guitarreras, coros retocados y demás detalles deslumbrantes que adornan unas canciones sobre pérdidas y desamor. Disco que provoca desde el inicio (con el pelotazo colorista "Play by play" y su arpa sintética de arranque) hasta el final (con la por momentos asfixiante "World war"), un sin fin de sensaciones.

CHARLI XCX. True Romance
  Como ocurre con los artistas noveles que pasan una larga temporada difundiendo canciones por la blogosfera antes de la publicación de su debut largo, la jovencísima Charlotte Aitchison ha necesitado pocos extras para completar un álbum más allá de sus deliciosos singles previos. Así, este primer LP (donde no faltan las infecciosas "Nuclear seasons", "Stay away", "You're the one", "What I like" o la curiosa interpretación del tema de similar título de Gold Panda "You (ha ha ha)") es casi un recopilatorio de "grandes éxitos" donde gracias a un generoso tracklist todavía hay sitio para nuevos hits disco pop ("Take my hand" o "Lock you up") y rarezas como "Cloud Aura" con la excéntrica Brooke Candy. Ojalá su momento de gloria como estrella pop vaya más allá de su colaboración con Icona Pop en "I love it".

CLUB 8. Above the City
  Estamos de enhorabuena porque tras el coqueteo tribal (al que todavía le dan una pequeña cancha con "Run") de "The people's record"(2010) Johan Angergård y Karolina Komstedt vuelven a su esencia en este octavo disco que abren con el baladón dream-pop "Kill kill kill" para a continuación lanzarse a la pista de baile con la acelerada "Stop taking my time" (uno de los mejores singles de su carrera, que no desentonaría entre las mejores canciones de su paisana Robyn) cuyo estilo technopop se repite con éxito en otras dos piezas (enormes "Into air" y "You could be anybody"). El resto del álbum incide en el pop adulcorado que tan bien defiende Karolina y que consigue sus momentos más luminosos en "A small piece of Heaven" y "I'm not gonna grow old" que parecen sacadas del repertorio de Acid house kings.

DAFT PUNK. Random access memories
  En algún momento entre "Human after all"(2005) y el disco que nos ocupa, los robóticos Guy Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter han pasado de ser un proyecto aclamado por modernos a una de las bandas mainstream más vendedoras en todos los puntos del planeta, quizás consecuencia de sus exitosos directos y del empujón mediático de la Banda sonora de "Tron: Legacy". Conocedores de su gran oportunidad el dúo francés ha puesto toda la carne en el asador y han roto todos los prónósticos comerciales gracias a una canción (irresistible "Get lucky") cuyo éxito masivo la convierte en un clásico de esos que seguirán sonando en las radiofórmulas dentro de décadas. Pero la condición de clásico puede extenderse a todo el álbum, no exento de otras joyas disco-funky de nivel similar ("Give life back to music" o "Lose yourself to dance", ambas con Nile Rodgers) y aprovechadas colaboraciones de lujo: además de Pharrell, brillan Julian Casablancas en "Instant Crush", Panda bear en "Doin' it right", Paul Williams en "Touch" o Giorgio Moroder y su arriesgado pero logradísimo monólogo en "Giorgio by Moroder". Ojalá todos los superventas tuvieran este nivelazo.

DAVID BOWIE. The next day
  Habiendo pasado 10 años desde la publicación de "Reality" y con los problemas de salud sufridos en este tiempo, pocas esperanzas teníamos ya de escuchar nuevas canciones de Bowie. Pero los Reyes Magos nos trajeron este año un inesperado regalo en forma de nueva canción y anuncio de nuevo y (casi) inminente disco. El tema (la introspectiva "Where are we now?") nos dejaba la piel de gallina, y el disco (24º de su carrera) no podía ser un regreso más triunfal para la mayor estrella pop de todos los tiempos. Grabado en secreto junto a su inseparable Tony Visconti durante dos años, "The next day" nos devuelve al Bowie más fresco. Un álbum de rock atemporal (brillantes "The stars (are out tonight)", "The next day" o "Love is lost") cuya genialidad reside hasta en la portada: Un cuadrado blanco sobre la de "Heroes". Dios.

DEERHUNTER. Monomania
  Tras rozar el cielo con "Halcyon digest"(2010), Brandon Cox vuelve a intercalar discos con su otro poryecto (como Atlas sound lanzó en 2011 el notable "Parallax") con un sexto disco para Deerhunter que peca de cierta irregularidad que nos impide ponerlo a la altura de sus predecesores. Quizás la culpa la tengan su afán por la distorsión y un interés por sonar más punks (desquiciadas son "Monomania" o "Leather Jacket II") pero no hay que desesperar porque de nuevo le hacen un sitio a la belleza melancólica en cortes como "Neon Junkyard", "The Missing", "Sleepwalking" o la casi folkie "Pensacola". Será que les preferimos cuando se ponen más blanditos, pero por muy punks que se vuelvan afortunadamente parece que no saben hacer malos discos.

DEPTFORD GOTH. Life after defo
  El productor, compositor (y profesor de primaria) londinense Daniel Woolhouse grabó en su propia casa este primer disco con la ayuda en tareas de producción de Rodaidh McDonald. El hipnótico resultado es una mezcla de géneros en voga (sutil dubstep y ramalzos de r'n b contemporáneo) que adornan un melancolismo sonoro similar al de los momentos más pop de The Xx o James Blake, pero con un corte más clásico. En resumen, un más que notable debut de una belleza adictiva ("Feel real" o "Union", sobrecogen y te atrapan sin que quieras escapar de ellas) que sirve de inmejorable carta de presentación para una de las sorpresas con futuro más prometedor de la temporada.

DISCLOSURE. Settle
  Los jovencísimos hermanos británicos Guy y Howard Lawrence han dado el pelotazo utilizando una fórmula que consiste en retomar la electrónica de los 90 con hincapie sobre el 2-Step y valerse de colaboraciones de artistas de moda como Sam Smith, AlunaGeorge, Eliza Doolittle, Jessie Ware o London Grammar para acabar de rematar el envoltorio. El resultado, lejos de ser un refrito en la linea de Calvin Harris (y eso que no son pocos sus pelotazos superventas: "Latch", "White noise", "You & me"...), es un disco elegante, que lo mismo puede animarte una sesión discotequera de fin de semana que ponerte las pilas en un momento de bajón. Porque la calidad y lo comercial no siempre deben estar reñidos, y "Settle" es la prueba.

FUTURE BIBLE HEROES. Partygoing
  Once años han tardado Stephin Merritt y Claudia Gonson en poner continuidad a "Eternal youth" y sorprende que haya llegado tan sólo un año después de "Love at the Bottom of the Sea", sobre todo porque éste supuso el regreso de The Magnetic fields al pop colorido y limpio que habían abandonado durante casi una década. Aunque ambos discos no disten demasiado estilísticamente debe alegrarnos que la máquina de hacer canciones maravillosas siga funcionando y que en este trabajo no tengan reparo en usar esas bases technopoperas que tanto nos gustan. Un viaje multiculor en el que Stephin y Claudia se van relevando alternativamente como vocalistas y nos dejan maravillas del calibre de "Sadder than the moon", "Let's go to sleep (and never come back)", "A drink is just the thing" o "Digging my own grave".

JAMES BLAKE. Overgrown
  El Principito del Dubstep continúa experimentando con el chill-wave y el soul contemporáneo y supera con nota la difícil prueba del segundo disco logrando un trabajo quizás más accesible que su debut y lleno de canciones hermosas ("Retrogade" está la altura de su clásico "The Wilhelm Scream", la titular "Overgrown" o "To the last" son algunos de los mejores ejemplos). Pero, sin miedo a abrir nuevos caminos, el joven londinense se atreve con colaboraciones raperas (RZA en "Take a fall on me") o a acelerar el ritmo (en la apta para discotecas "Voyeur"), dejando entrever un posible punto de inflexión hacia cambios futuros en su música que se nos antojan muy interesantes.

JOHN GRANT. Pale Green Ghosts
  El ex líder de The Czars da un giro en este segundo disco de su carrera en solitario enfocando su música hacia la electrónica que le fascinaba de joven. Mucho han tenido que ver en esta nueva andadura el ambiente gélido de Reikjavik (donde reside actualmente) y la colaboración en la producción de Biggi Veira de GusGus (muy presente en cortes como "Blackbelt", "Sensitive new age guy" o el excelente tema titular absolutamente deslumbrante), que no es la única colaboración del disco (Sinéad O’Connor es la segunda voz en la sentida "Why don't you love me anymore?"). Pero no es este un disco de electrónica (ni mucho menos) y Grant vuelve a encojernos el corazón en las piezas más emotivas del álbum, las aparentemente sencillas pero demoledoras "GMF" y "Glacier" (un final de oro para el disco).

THE KNIFE. Shaking the habitual
  El sin par dúo sueco que forman Karin Dreijer Andersson y Olof Dreijer ha dejado pasar siete años tras "Silent Shout", su último disco juntos, y la noticia de la publicación de este cuarto disco generó grandes expectativas, que se tornaron en decepción para los que esperaban un disco más comercial (en la línea del disco homónimo de Fever Ray) pero que nos han dejado boquiabiertos a los que estábamos dispuestos a encontrarnos con un disco marciano y al (excitante) límite de la irritación. "A tooth foe an eye", "Full of fire" (elegidos, claro, como singles) y "Without you my life would be boring" son sus temas más inmediatos, con su toque tribal ya tan característico. Pero ni los 19 minutos de duración de "Old dreams waiting to be realized" son gratuítos en un disco al que con ganas (aunque hay que tenerlas, eso sí) te acabas entregando y apasionando.

MAJICAL CLOUDZ. Impersonator
  El proyecto de Devon Welsh (ahora junto a Matthew Otto) por fin ha tomado la dimensión adecuada y este primer largo logra unos resultados que multiplican por 10 las expectativas de sus primeras canciones o colaboraciones con su amiga Grimes. La sencillez casi minimalista es la principal sorpresa de este trabajo cuyo protagonismo recae por completo en las desesperadas interpretaciones vocales de Devon adornadas con repetitivos beats que adquieren una mayor relevancia en alguno de los mejores cortes del disco ("Childhood's End", "Mister") aunque en otros momentos pueden reducirse al mínimo sin restar belleza (enormes "Bugs don't buzz" o la recuperada para la puesta de largo "Turns turns turns"). Definitivamente promesa hecha realidad y con un futuro que esperemos nos dé muchas más alegrías.

MY BLOODY VALENTINE. Mbv
  2013 pasará a la historia como el año de los regresos inesperados, y uno de los más celebrados ha sido el que ponía fin a los 22 sin disco de la banda de Kevin Shields y Colm Ó Cíosóig. En estos casos, tras la euforia por la noticia del feliz reencuentro nos invade el miedo por ensuciar una discografía (breve, pues "Isn't Anything" (1988) y "Loveless" (1991) bastaron para mitificarles) con un disco creado a destiempo. Pero nada de eso, un disco con sus siglas debía de mantener su esencia y así ha sido. Como si las (más de) dos descadas pasadas se hubieran esfumado de sus vidas, la banda retoma su sonido donde lo dejaron y vuelven a coronarse como reyes absolutos del shoegazing en piezas como "Only tomorrow", "She found now" o "If I am" que contribuyen a convertirles en leyenda.

THE NATIONAL. Trouble will find me
  Tras la gran acogida de "High Violet", la banda liderada por el carismático Matt Berninger parece haberse acomodado o (no seamos malos) haber encontrado la fórmula defínitiva de la música que quieren entregar al mundo. Por eso, lo que nos encontramos en esta nueva referencia es "más de lo mismo", que viniendo de quien viene no es algo malo, y aunque este sexto disco no esconda un "Bloodbuzz Ohio" (quizás la pista que más se aproxime, y por eso se ha elegido de single, sea "Sea of love") si encontrarás en él 13 nuevas melancólicas razones (más sosegadas) para seguir creyendo en la capacidad de emocionar de Berninger y sus chicos.

STILL CORNERS. Strange Pleasures
  Segundo disco del dúo londinense que forman Greg Hughes (compositor y productor) y Tessa Murray (cantante) que recuerdan poderosamente a Beach house (aunque sin la fuerza de Victoria Legrand, todo hay que decirlo) en los cortes más dream-pop ("The trip", "Beginning to blue", "I can't stop") y brillan con fuerza en sus momentos más synthpop (preciosas "Fireflies", "Berlin lovers", "Beatcity" o "Midnight city" -que parece sacada del catálogo de Italians do it better-) e incluso jungle-pop ("Future age" o el cierre titular "Strange pleasures"). Una monada de disco para soñar despiertos.

THESE NEW PURITANS. Field of Reeds
  El cuarteto inglés liderado por los gemelos Barnett dió el campanazo en 2010 con su segundo disco "Hidden" que les colocó en primera línea del pelotón de bandas de pop-rock oscuro y con tintes góticos. Para este siguiente paso han querido dar otra vuelta de tuerca y su característico tono esquizofrénico vuelve a sorprender resolviéndolo musicalmente en esta ocasión con un sonido tenebroso pero muy sinfónico. Melodías circulares con estructuras imposibles dan forma a un disco complejo y maduro cuyas cumbres son el single "Fragment Two" (podría convertirse en su peculiar "Paranoid android") y "Organ eternal" (con un delicioso y repetitivo riff electrónico).

VAMPIRE WEEKEND. Modern vampires of the city
  La banda neoyorquina no para de crecer, y no sólo a nivel popular (ya es un grupo superventas) si no también a nivel artístico. Y es que con este tercer disco ya no podemos limitarnos a considerarlos abanderados de la corriente afro que inundó la blogosfera hace un lustro (coincidiendo con su aclamado debut). Esta nueva entrega es mucho más, una obra sólida y sin fisuras en la que encontramos un creciente interés por la convivencia analógico-digital al servicio de canciones poderosas como "Ya Hey" (¿su mejor canción hasta la fecha?), la preciosa "Step", la psicodelia acelerada de "Worship you" o la descacharrante "Diane Young". Sú música es capaz de ancandilar a las masas sin decepcionar al paladar más selecto. Y eso está al alcance de muy pocos.

YOUNG GALAXY. Ultramarine
  La banda canadiense da un paso más en su carrera reduciendo la intensidad de su anterior "Shapeshifting"(2013) a favor de un pop más ligero que mira directamente a los 80 con arreglos electrónicos más sencillos. Aunque dudamos que puedan llegar a ser estrellas algún día lo cierto es que la voz de Catherine McCandless cada vez nos resulta más identificable y en esta ocasión es la protagonista absoluta saliendo victoriasa en gloriosos baladones technopop ("New year" es una de las canciones del año, "Pretty boy" su corte más comercial y "Sleepwalk with me" el precioso cierre), piezas más aceleradas ("What we want" o la discotequera "Privileged Poor") y (hasta) salvajes ("Fall for you" con un rollo tribal muy The Knife o la perturbadora "Fever"). Progresan adecuadamente.